Mueve tus piernas muchacha, muévelas aunque te estés muriendo.
Vístete de fuego, baila con el viento; tus piernas, tus manos, tu alma son parte de un dialecto.
No es por ti por quien te mueves. Durante el baile eres la voz de los ausentes, los oprimidos y los excluidos.
Tus manos están llamando a todo aquel que quiere oírte, tus piernas están flameando por los que ahora no pueden, y de tu boca sale un grito, que invita a la liberación, a romper ejes y estructuras, y a dejar de uno lo mejor: "MATANZA"
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